Si tu motivación ha bajado, te has estancado o necesitas nuevas rutinas, te recomendamos un entrenamiento personal con un experto. Tener un entrenador propio con formación específica y experiencia, te guiará para conseguir tus objetivos de una forma efectiva. Por eso, hoy te decimos cómo debe ser un entrenamiento personalizado para que elijas al mejor. O, aprende y conviértete en un experto del tema con nuestro máster en Monitor de Alto Rendimiento.

¿Qué es el entrenamiento personal?

Un entrenamiento individual es un servicio de actividad física que se imparte de manera personalizada. El objetivo de esto es incrementar la aptitud física y general de la salud de los clientes. Todo ello a través de un personal trainer que instruya y entrene con ejercicios apropiados y seguros.

Bajo esta línea, el profesional estará completamente enfocado en planificar las rutinas según los gustos y preferencias de la persona. Además, deberá controlar la ejecución del programa mediante una evaluación de la aptitud física. También, se adaptará a cada situación y usará todos los recursos de los que dispone.

¿Qué debe tener en cuenta un entrenador personal?

Como hemos mencionado anteriormente, el entrenador buscará el objetivo más adecuado a cada usuario. Esto va desde lo fisiológico como lo orientado a completar ciertas actividades. Realmente, las posibilidades de obtener resultados con un entrenamiento personal son mucho más amplias. Por ello, establecer correctamente los objetivos y renovarlos es una tarea fundamental del coach responsable. A continuación, te contamos otros aspectos que debe tener en cuenta al hacer planes de entrenamiento.

Establecer días para trabajar la movilidad

Trabajar todo el cuerpo de diferente manera es muy importante. Todas las rutinas deben estar pensadas para que cada ciertos días se ejercite algo con sus debidos descansos. Por ello, el personal trainer deberá establecer un día para trabajar la movilidad y fortalecer articulaciones. El objetivo de esto es mejorar la amplitud de movimiento para una mejor ejecución de ejercicios y evitar lesiones.

Entrenamiento personal de fuerza

Trabajar la fuerza es fundamental si se quiere bajar de peso y tonificar los músculos. Lo más recomendable es hacer un entrenamiento de fuerza 2 o 3 días a la semana e ir variando la parte del cuerpo a fortalecer.

Tus rutinas de fuerza deben incluir ejercicios de tonificación: core piernas, core brazos o un total body. Ten en cuenta que el entrenador debe variar siempre las actividades con distintas intensidades para que el cuerpo no se acostumbre. Es decir, de fuerza general y localizada.

No obstante, es esencial dejar un día de descanso entre los días que has fortalecido mucho una zona en concreto. Así, si has trabajado brazos un día, al siguiente no lo hagas. Deja esa parte y trabaja otra.

Ejercicios de cardio

El entrenamiento de cardio puede estar unido al de fuerza, pero el primero siempre irá después o al final. También, se puede hacer cardio sin ejercitar la fuerza, sin embargo, es importante varias las intensidades. Por ejemplo, más intenso, menos intenso, de más duración y de menos duración.

Si algún día no tienes mucho tiempo para hacer tu rutina personal, tu coach puede intercambiarte un ejercicio corto de movilidad o cardio HIIT.

Entrenamiento personal según objetivos

Si tu objetivo es perder peso, tu entrenador personal te añadirá más cardio a la rutina. Ahora bien, si tu objetivo es aumentar tu masa muscular, agregará más fuerza. Y, si quieres mantenerte tal como estas, te pondrá más ejercicios de movilidad.

Calentamientos y estiramientos

Que no pase desapercibido el calentamiento al iniciar el entrenamiento personal y el estiramiento al finalizarlo. ¡Es muy importante para evitar lesiones!

Si quieres hacer un calentamiento especial de cardio, haz uno a un 20% menos de la intensidad que trabajarás. En este sentido, si entrenas cardio al 80%, que el calentamiento sea de 5 a 10 minutos al 60%. Si tienes alguna patología cardiovascular, haz el doble de tiempo para que consigas la intensidad progresivamente.

Para el calentamiento de fuerza, haz zancadas traseras con el tronco muy vertical. Con esto estirarás caderas, glúteos y piernas. Puedes combinarlo con rotación de tronco hacia el lado de la pierna adelantada, con flexiones, sentadillas profundas y peso muerto.