Si alguna vez te has preguntado cómo los atletas logran entrenar más fuerte, recuperarse más rápido o rendir al máximo en una competencia, la respuesta puede estar en las ayudas ergogénicas en el deporte. Este término suena técnico, pero en realidad se refiere a todas aquellas estrategias —nutricionales, fisiológicas, psicológicas o incluso tecnológicas— que ayudan a mejorar el desempeño. Vamos a desglosarlas de manera sencilla y con ejemplos que probablemente ya conozcas.

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¿Por qué se usan las ayudas ergogénicas en el deporte?

El término puede sonar complicado, pero en realidad significa cualquier estrategia, sustancia, técnica o herramienta que tiene como fin aumentar el rendimiento, retrasar la fatiga o mejorar la recuperación del atleta.

Dicho de otro modo, son todos esos “extras” que complementan el entrenamiento para que un deportista logre dar lo mejor de sí, ya sea en un entrenamiento de fin de semana o en una competencia profesional. Y lo interesante es que no se limitan a la nutrición: también incluyen factores fisiológicos, psicológicos, tecnológicos e incluso opciones adaptadas a estilos de vida específicos como el veganismo.

Ayudas nutricionales

Seguramente después de correr una larga distancia has tomado una bebida isotónica o has comido una barrita de proteínas. Eso ya es una ayuda ergogénica. Las ayudas nutricionales son los recursos que usamos a través de la alimentación para recuperar energía, mejorar la resistencia o favorecer la recuperación. Hablamos de carbohidratos antes de un partido, proteínas después de entrenar o cafeína antes de una sesión intensa. Lo que parece una simple elección alimenticia, en realidad puede marcar la diferencia entre llegar al final de la competencia con energía o quedarse a mitad de camino.

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Ayudas farmacológicas

Aquí entramos a un terreno más delicado. Las ayudas farmacológicas son aquellas que incluyen medicamentos o sustancias químicas. Algunas están permitidas y otras no, ya que muchas forman parte de las listas de dopaje. Por ejemplo, un antiinflamatorio recetado para tratar una lesión puede entrar en esta categoría, pero el uso de esteroides anabólicos, además de ilegal en el deporte, conlleva riesgos graves para la salud. En este caso, la clave está en el uso responsable y siempre bajo supervisión médica.

Ayudas fisiológicas

Si alguna vez escuchaste que un ciclista entrena en la montaña para “aclimatarse a la altura”, estabas frente a una ayuda ergogénica fisiológica. Estas técnicas buscan mejorar la respuesta del cuerpo a través de estímulos naturales. El entrenamiento en altitud favorece la producción de glóbulos rojos, lo que mejora el transporte de oxígeno. También entran aquí la crioterapia (los baños de hielo después de un partido) o incluso técnicas de recuperación como los masajes deportivos. Son recursos que trabajan directamente con la biología del cuerpo, sin necesidad de añadir sustancias externas.

Ayudas psicológicas

En el deporte, la mente es tan importante como los músculos. Las ayudas psicológicas incluyen todo lo que refuerza la concentración, la motivación y el control de la ansiedad. ¿Has visto a un atleta cerrar los ojos antes de competir, como si estuviera “visualizando” lo que va a hacer? Esa es una técnica de preparación mental. La meditación, el entrenamiento en relajación o la terapia cognitivo-conductual también entran en este apartado. Porque no basta con estar en forma: también hay que saber manejar la presión de la competencia.

Ayudas mecánicas y tecnológicas

La ciencia y la innovación también juegan su papel. Desde unas zapatillas diseñadas para mejorar la pisada hasta un reloj que mide tu frecuencia cardíaca y tu potencia en tiempo real, todas son ayudas ergogénicas mecánicas o tecnológicas. Los trajes de compresión, las bicicletas de última generación o los softwares que analizan el rendimiento hacen posible entrenar con mayor precisión y reducir el riesgo de lesiones.

Ayudas ergogénicas veganas

Cada vez más deportistas optan por un estilo de vida vegano, y aquí también hay recursos para potenciar el rendimiento. Las fuentes proteicas veganas, como la soja, el tofu, el tempeh o las proteínas en polvo de guisante y arroz, son excelentes para la recuperación muscular. El hierro, presente en lentejas o espinacas, se combina con vitamina C para absorberse mejor. La vitamina B12, imprescindible para la salud neurológica, suele suplementarse. El omega-3, que en lugar de pescado se obtiene de semillas de lino o chía, ayuda a mantener la salud cardiovascular. Y el calcio, disponible en brócoli, almendras o bebidas vegetales fortificadas, asegura huesos fuertes. Con una buena planificación, los deportistas veganos pueden rendir al mismo nivel que cualquier otro.

Como ves, hablar de ayudas ergogénicas en el deporte no es hablar de “trucos” ni de atajos, sino de estrategias que, usadas de manera adecuada, ayudan a sacar lo mejor del cuerpo y la mente. Desde la alimentación que eliges antes de entrenar, hasta la tecnología de las zapatillas que usas en una carrera, todas estas herramientas pueden marcar la diferencia. Lo importante siempre es hacerlo con conocimiento, responsabilidad y la guía de profesionales que te acompañen en el proceso.