Creer que solo los deportistas profesionales requieren de acompañamiento psicológico al competir es un gran error. La psicología deportiva para niños es fundamental porque desde edades tempranas se requiere un control mental al momento de enfrentarse a rivales en el deporte. Además, a través de ella se definen los límites de exigencia y presión deportiva en los niños y niñas que, de ser excesivos, podrían perjudicarles. ¿Quieres saber algunas pautas de entrenamiento para hacer efectivo un aprendizaje deportivo sin exigencias de más? Sigue leyendo, te las decimos a continuación. O mejor áun, conviértete en psicólogo deportivo con nuestro máster.

Pautas efectivas para una psicología deportiva para niños y niñas

En definitiva, la psicología deportiva tiene un papel especial en el desarrollo de destrezas deportivas y la conformación de un equipo. Hay que tener claro que no tiene la competencia para contradecir las indicaciones de un entrenador capacitado. Pero sí que puede ayudar con ciertos consejos para que los aprendizajes que el entrenador transmite a niños o jóvenes sean recibidos lo mejor posible. Por ello, te damos 5 ideas con perspectiva psicológica que puedes aplicar en el entrenamiento de los pequeños.

Reconocer los logros deportivos

Cuando los niños y las niñas hacen las cosas bien es importante reconocer con sonrisas y palmadas que su esfuerzo realizado. Darles un estímulo positivo centrará su atención en las cosas buenas que hacen más que en sus errores.
No obstante, hay que hacer elogios de forma sincera. Es decir, hay que reconocer realmente lo transcendental, así, los comentarios serán eficientes y no debilitarán la opinión del entrenador. No hay que hacerlo solo para que se sientan mejor. Si actúan de forma equivocada, hay que enseñarles a analizar la causa y alentar positivamente que todo saldrá mejor de otra manera.

Crear expectativas realistas

A través de la psicología deportiva para niños hay que desarrollar objetivos pensados para su edad y nivel de capacidades. Así será más fácil y satisfactorio ir cumpliendo retos y alcanzando resultados. Pero, si no se logran dichas expectativas, también hay que recompensar el esfuerzo. Hay días que por mucho que intenten las cosas no salen bien, así que, el simple hecho de dar su máximo es digno de ser aplaudido.

Atención en el entrenamiento de destrezas

Lo más recomendable para que niños y niñas brillen en el deporte es centrar la atención en la enseñanza de habilidades. Esto quiere decir que se debe diseñar y aplicar un entrenamiento que eleve la participación del alumno al máximo para que desarrolle más competencias. Por ello, es indispensable incluir gran cantidad de actividades en donde las instrucciones sean cortas y sencillas. Con esto, niños y niñas tendrán más posibilidad de experimentar éxito en sus ejecuciones. Por lo tanto, hay que propiciar todas las condiciones necesarias en ejercicios, tiempos e instalaciones para asegurar la consecución de  estas destrezas.

Psicología deportiva positiva para corregir errores

Cuando se quiere corregir algo que el niño o la niña han hecho mal, es recomendable usar un enfoque positivo. Para ello, hay que buscar algo que haya hecho bien para intentar reducir la frustración provocada por el error. Después, hay que corregir con una explicación y terminar con un comentario motivador.

También, una buen idea es reconocer cuando hayan ejecutado una técnica deportiva correcta, no solamente el resultado. Así, si hacen un punto pero sin una técnica adecuada, puede traer consecuencias negativas a futuro. Por ello, si lo realizan según los criterios del juego y no hay anotación, puede dar pie a que con simples ajustes todo resulte positivamente más adelante.

Crear entornos de confianza

Es muy importante propiciar ambientes que reduzcan el miedo a intentar nuevas habilidades si miedo al error. No hay que tolerar las burlas ni las comparaciones con otros integrantes del equipo. La psicología deportiva para niños ayuda a establecer entornos seguros que motiven el desarrollo integral. Para ello hay que ser entusiastas. El entusiasmo se contagia y crea sensaciones positivas que estimulan la confianza en los niños y en las niñas, por lo que se sentirán a gusto con su equipo.