La práctica de yoga se compone de diversas posturas, mejor conocidas como asanas. Una de ellas, y considerada de las más importantes por sus múltiples beneficios, es la de Savasana. Esta palabra se compone de dos partes: sava que quiere decir cadáver y asana que significa estar en la postura. ¿Sabes por qué se hace siempre al finalizar una sesión? Te lo contamos a continuación.

Además, en el artículo de hoy, te contamos algunas claves para entender más sobre los beneficios de esta postura y la forma más adecuada de hacerla. Así que, sigue leyendo o consulta nuestra titulación en Monitor de Yoga para aprender más del tema de manera profesional.

¿Qué es Savasana?

Savasana es la asana o postura que adoptamos habitualmente para cerrar la práctica de yoga. Parece una postura fácil de hacer a primera vista pero si nos enfocamos en lo que se intenta con esta postura veremos que de simple no tiene nada.

Y es que es una postura que trata de alcanzar la máxima quietud, del cuerpo y de la mente, es el momento donde se integran en tu cuerpo y en tu mente los beneficios de las asanas y pranayamas.

Es una postura imprescindible en cada clase, y se recomienda no saltársela nunca, ya que aporta salud y paz, nos enseña a meditar e interioriza la práctica realizada, a nivel físico y mental. También se puede hacer al principio, pero los objetivos serían distintos a lo largo de la práctica: ser conscientes de la respiración y centrarnos en el aquí y el ahora.

El poder de Savasana está relacionado con la práctica y la preparación de la muerte, (la muerte del ego, la muerte de todo el deseo y la muerte del apego), y separarla de ese hecho es distanciarse de su significado más profundo. Este consiste en practicar la importante tarea de no hacer nada, tanto en el cuerpo como en la mente. Cuando nos alejamos de nosotros mismos, surge la felicidad.

¿Cuánto tiempo dura?

El tiempo más recomendable para hacer savasana es entre 15 y 20 minutos, pero que puedes estar el tiempo que tu quieras y necesites. El objetivo es que el cuerpo y la mente descansen el mayor tiempo posible, evitando las distracciones físicas y mentales.

A medida que nuestra práctica física de yoga manipula y purifica el prana interior, surge una reacción de estrés que debe ser aliviada. Practicada al final de una serie de asanas, la postura de Savasana permite calmar el sistema nervioso central después del estrés ocasionado por el movimiento físico y la respiración. Así, al entrar en Savasana amortiguamos la respuesta a la tensión física. Si nos saltamos esta parte, nos perdemos del gozo y la felicidad del post-yoga.

Conoce más sobre la meditación, las posturas previas al savasana y el cierre de práctica con nuestra titulación para Monitor de Yoga + Máster en Coaching Deportivo, que incluye un kit de yoga para que pongas en práctica todos tus conocimientos.

 ¿Cómo hacer Shavasana?

Lo más difícil de hacer esta asana, no es la postura en sí, si no la actitud mental que vayas desarrollando a lo largo de la práctica. A continuación, te decimos los pasos esenciales para que entres a Savasana de manera más completa.

  1. Túmbate boca arriba y ajusta la postura hasta que estés cómodo y sin tensión. Después, centra la cabeza acercando levemente la barbilla al pecho y alinea la columna.
  2. Estira los brazos a los costados del cuerpo, ligeramente separados y con las palmas de las manos mirando hacia arriba.
  3. Separa un poco las piernas y deja que los pies caigan hacia afuera.
  4. Cierra los ojos y concéntrate en la respiración. En cada exhalación suelta el cuerpo y ve liberando cualquier tensión muscular, desde los pies hasta la cabeza.
  5. No hagas ningún tipo de esfuerzo durante la postura, disfruta y relájate. Intenta durar 10 minutos como mínimo y evita dormirte.

También puedes coger una manta, taparte los pies para no tener frío y apagar la luz o cubrirte los ojos para que la relajación sea más favorable con la oscuridad.

De la misma manera, puedes encender una vela, prender incienso o poner unas gotas de algún aroma esencial en tus muñecas.

¿Cómo guiar una relajación en yoga?

La relajación savasana puede ser guiada o no, todo dependerá del instructor de yoga. Algunos profesores van nombrando partes del cuerpo, de forma ascendente, para ir relajando tensiones. Otros simplemente te indican que te tumbes sobre el mat durante unos minutos y respires suavemente.

Si acabas de iniciar tus prácticas de yoga en casa, lo mejor es ponerte alguna meditación guiada de 5 minutos como mínimo. En diversas plataformas encontrarás listas de música y canciones relajantes que te ayudarán a relajar el cuerpo y la mente tras la sesión.

¿Qué beneficios tiene la postura cadáver?

Savasana es una oportunidad para no pensar en nada y relajarnos progresivamente, hasta llegar a un estado de paz y bienestar profundo. Es una herramienta poderosa para calmar el sistema nervioso, regular la presión arterial, eliminar el cansancio, controlar el insomnio y más que te contamos a continuación.

Savasana para relajar el cuerpo

Permite relajar todo el cuerpo al máximo, siempre que pongamos atención a todos los detalles. Esta postura no consiste en dormir, sino que hay que centrarnos en la disposición del cuerpo: las manos deben mirar hacia arriba, hay que rotar los hombros y abrir el pecho.

También, hay que abandonar el peso del cuerpo en el suelo sin que haya zonas tensas, siempre buscando la relajación de la musculatura más profunda.

Descarga fisiológica

En la cuestión fisiológica, el sistema nervioso se calma y se relaja, permitiendo que la sensación global sea más profunda y calme las emociones.

Una dificultad en esta práctica es evitar dormir si se tiene sueño. Hay que conseguir un estado de relajación, pero siendo conscientes y estar conectado en el presente, en un estado de observación. Si te quedas dormido, no pasa nada, ¡tal vez es lo que tu cuerpo necesitaba!

Calma la mente y los pensamientos

El savasana relaja la mente, calma el cerebro, alivia la ansiedad, el estrés y los síntomas depresivos. Disminuye el cansancio mental e integra toda la práctica hecha.

El dejar la mente despierta, pero sin activarse es otro beneficio. Aunque esto es muy bueno, requiere práctica el hecho de reducir la producción de pensamientos al mínimo sin llegar a dormir. Sólo existe el instante presente.